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Coure i mirall I

Perejaume

1989
Cobre y espejo
Medidas: 153x100,5x120 cm
Asociación Colección Arte Contemporáneo

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Procedencia:
Col. artista / Gal. Joan Prats, Barcelona / C.A.C.- Museo Patio Herreriano, Valladolid

Firma:
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Exposiciones:
1993 Perejaume: Landscapes and Long Distances, Arnolfini Gallery, Bristol y Anderson O'Day Gallery, Londres / 2002 Arte en España, 1977-2002, Sala de Exposiciones Manege, Moscú

Bibiliografía:
Arte en España 1977-2002. Obras de la Colección Arte Contemporáneo del Patio Herreriano, Museo de Arte Contemporáneo Español de Valladolid, Ministerio de Asuntos Exteriores, Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior, 2002, 30 y 66-67, rep. c; Kastner, J., "Perejaume", Art Monthly, Londres, nº 170, octubre 1993, 21, rep. c; Museo Patio Herreriano. Arte Contemporáneo Español, Colección Arte Contemporáneo y Ayuntamiento, Valladolid, 2002, 236-237, rep.c.

Comentario:
El territorio creativo en el que se mueve Perejaume es el de una gran variedad de medios y lenguajes. A partir de una raíz conceptual, ha abordado diversos recorridos por la pintura, el paisaje, la representación y la creación poética proponiendo un punto de vista diferente para desmontar los hábitos convencionales de apreciación de la obra de arte. Acuñó las ideas de "despintura", y "desescultura" en el contexto de su análisis de los medios artísticos para desarticular sus componentes considerándolos como artificios a partir de los cuales reelaborar la experiencia estética. Coure i mirall está constituida por dos piezas: una escultura y una fotografía tituladas de la misma manera pero con números de orden I y II, respectivamente. Perejaume la ha definido de la siguiente manera en un documento interno fechado en 1999: “La obra coure i mirall II trata de expresar hasta qué punto las imágenes son imposibles de fijar, de retener, hasta qué punto la mímesis es inalcanzable. Cuando ya tenía la obra hecha, creí oportuno reforzar este sentido, exponiendo el espejo con el imperdible al lado de otra imagen completamente opuesta, una imagen que hiciese referencia a los grandes recuentos, a la relación de conocimientos, a los archivos de la memoria, y para ello amplié a las medidas del espejo un pequeño collage que ya tenía hecho –procedía de un conjunto de obras titulado “fragmentos de monarquía”- donde se ve el Teatro del Liceo como corona, con el pasillo central haciendo de raya. Los dos elementos, el espejo con el imperdible sobre el suelo y la fotografía, colgada a la pared, conferían a partir de entonces una única obra: Coure i mirall”. Al integrar las dos piezas, Perejaume propone deliberadamente la chocante diferencia entre ellas en concepto, materiales y origen, como una ocasión para potenciar la creación. El arte, tantas veces planteado en términos de contrarios, debe transgredir sacando partido de ellos: "muchas veces la misma distinción asemeja más las cosas que el parecido". Este encuentro de elementos distintos e incluso opuestos no es sino una traducción de la estética planteada por el collage. Pasar de un medio a otro, de una realidad a otra, es una experiencia parecida al encuentro de fragmentos diferentes en una misma obra que es el collage. Para Perejaume éste no es un juego sobre la dispersión de las formas, sino precisamente una vía para integrarlas y asumirlas enriqueciendo la comprensión. Encuentro de formas que es el que hace posible esta escultura: un gran imperdible de cobre atravesando un espejo. El precedente lejano de esta pieza está en la tradición del ready-made y el objeto surrealista, pero sobre todo en la estela más próxima de los "poemas-objeto" de Joan Brossa, con cuya obra La memoria del temps (también en la C.A.C.- Museo Patio Herreriano), ésta guarda claras semejanzas al ser un espejo atravesado por un elemento punzante. Difiere, sin embargo, en que aquí Perejaume no parte de objetos encontrados, sino que elabora una escultura. Si para él el ready-made es una mímesis de objetos comunes a su misma escala (en realidad son los objetos mismos tomados directamente), en este caso agiganta las dimensiones del imperdible, haciendo que no solo sea el "agresor" del espejo, sino también su sujeción y apoyo, su equilibrio. El objeto común llevado a dimensiones exageradas entraría en la categoría de "desescultura" y posee también resonancias que recuerdan a los "anti-monumentos" de Oldenburg como la enorme pinza de ropa, o a las linternas sobre pedestales de Jasper Johns, invirtiendo la idea tradicional de estatua y dándole el protagonismo a objetos inusitados más propios de la baja cultura y lo cotidiano. Por su parte, la fotografía que forma parte de esta obra tiene un precedente en una foto más pequeña (17 x 18 cm.) titulada Corona, del mismo año. La cabeza remite al proceso mental del artista, situándole en un entorno historicista que nos habla de su interés por el pasado, especialmente por la pintura del siglo XIX y de su relación con el Gran Teatro del Liceo de Barcelona. Perejaume participó en la reconstrucción del Liceo tras el incendio de 1994. Su proyecto, ganador del concurso público, consistió en rehacer los ocho plafones del techo y los tres situados sobre el arco del proscenio. En este montaje fotográfico se ve la sala antes del incendio, y los óculos del techo contienen todavía las escenas wagnerianas que fueron sustituidas por sus fotografías procesadas con imágenes de las butacas antiguas tapizadas en terciopelo granate, a cuya imagen Perejaume dio el título de "Platea abrupta". Molduras, oros, asientos, luces y terciopelos rojos presentan al Liceo como el gran espacio de lujo de la representación, el gran teatro donde el artificio, la figuración y la memoria tienen lugar. CB

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