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Femme criant

Julio González


Lápiz y tinta china sobre papel
Medidas: 18,9x11,9 cm
A.C.A.C. Colección BBVA

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Procedencia:
Col. artista / Sucesión González, París / Gal. De France, París / Gal. Elvira González. Madrid / C.A.C.-Museo Patio Herreriano, Valladolid

Firma:
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Exposiciones:
1931 Julio González, Gal. de France, París / 1983 Julio González, Gal. Pieter Coray, Lugano / 1995-96 Julio González: Esculturas y dibujos, 1904-1942,Gal. Elvira González, Madrid / 1995-96 Arte della Libertá. Antifascismo, guerra e liberazione in Europa 1925-1945, 1995-96

Bibiliografía:
Gibert, J., Julio González. Dessins. Scènes paysannes, París, Editions Carmen Martinez, 1975, 305, rep. b/n; Museo Patio Herreriano. Arte Contemporáneo Español, Colección Arte Contemporáneo y Ayuntamiento, Valladolid, 2002, 44, rep.c.

Comentario:
La incertidumbre sobre el desarrollo de la guerra civil española y la situación bélica mundial incidieron en Julio González con una gran fuerza. Desde 1938 su producción escultórica es escasa: la compra de hierro es muy costosa, y el gas para soldar está restringido. En esos años predomina la creación de dibujos y de esculturas en otros materiales, y el talante de su creación en general acentúa la expresividad. González explora en paralelo dos vertientes de la representación: por una parte la esquematizada, casi abstracta, de su escultura en hierro y por otra el naturalismo fuertemente expresivo de sus figuras campesinas. Femme criant es también una hoja de estudio en la cual el tema de la campesina que grita reaparece de varias maneras. En primer lugar, el trazo de lápiz deja ver cómo los brazos en alto están dibujados todavía con la esquemática forma de sus personajes anteriores, e incluso el tipo de mano enorme y asimétrica con los dedos en direcciones divergentes, es aquí su mano izquierda. La derecha, en cambio, evoluciona hacia la mano cuya palma extendida se alza hacia arriba. La figura de la mujer ha sido reforzada por González con la pluma y la tinta china: el resultado es ya una corporalidad femenina plena cuya entrada en el naturalismo está garantizada por la cabeza y la expresividad del gesto. La cabeza de boca abierta está estudiada también en la parte izquierda del papel, y ahí la descripción del patetismo es aun mayor. La mujer gritando, doliente víctima de la guerra, se convierte en González en una nueva iconografía de la dama oferente arcaica. La figura de la mujer había aparecido desde los primeros años de su trayectoria artística en dibujos, pinturas, relieves y más tarde en bulto redondo, pero era sobre todo campesina y madre, respondiendo a un motivo muy del gusto del noucentismo catalán y del mediterraneísmo. Era un prototipo cuya melancólica serenidad adquiriría la monumentalidad del símbolo en la Monstserrat (1936-37) y se trocaría en rabia y dolor en los estudios para la Monstserrat gritando -al que pertenece éste del C.A.C. Patio Herreriano- así como la Petite Montserrat effrayée, ya de 1941-42. CB

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