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Sin título

Juan Navarro Baldeweg

2000
Oleo sobre lienzo
Medidas: 200x235 cm
A.C.A.C. Zara España, S.A.

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Procedencia:
Col. artista / Gal. Luis Adelantado, Valencia / C.A.C.- Museo Patio Herreriano, Valladolid

Firma:
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Exposiciones:
2002 Arte en España, 1977-2002, Sala de Exposiciones Manege, Moscú

Bibiliografía:
Arte en España 1977-2002. Obras de la Colección Arte Contemporáneo del Patio Herreriano, Museo de Arte Contemporáneo Español de Valladolid, Ministerio de Asuntos Exteriores, Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior, 2002, 21 y 64-65, rep. c: Museo Patio Herreriano. Arte Contemporáneo Español, Colección Arte Contemporáneo y Ayuntamiento, Valladolid, 2002, 205, rep.c.

Comentario:
Una vez más, Navarro Baldeweg hace patente aquí su compromiso con el lenguaje de la pintura, sustentado en el color y en la creación de espacios para la luz. Sin título se articula en base a un intenso cromatismo y a la presencia de la luminosidad vibrante del amarillo y los blancos que se abren al fondo, se despliegan en las diagonales de rombos que remiten a las "lluvias" de cuadros anteriores. El cuadro está presidido por estos efectos deslumbrantes de luz, color y reflejos, y está relacionado temáticamente con los de casas romanas iniciados en los años ochenta. Se trata de la representación de un interior abierto a la visión, cuyos límites no son descritos ni fijados. La habitación se abre indefinidamente, y el perímetro externo del cuadro no es más que un límite provisional que no detiene el despliegue del espacio representado en todas direcciones y con idéntica intensidad. Esta apertura del lugar no hace sino incorporar al espectador, que se siente inmerso en una escena cuya profundidad intuye y cuyos límites solo percibe a partir de los elementos que lo pueblan: objetos, figuras, puertas y ventanas. Navarro Baldeweg, como hiciera Matisse, logra crear sensación de profundidad sin ayuda del recurso perspectivo. En el cuadro el interior y el exterior están integrados, el tránsito de uno a otro es fluido. Esta idea de permeabilidad está muy presente en su creación pictórica de varias maneras. Además del espacio y de la luz que se introduce libremente, caracteriza el paso de la estructura -el orden- a la mancha y el gesto libres. Su dedicación a la arquitectura no se traduce en un sentido tectónico y geométrico en su pintura, pues en ella busca una libertad expresiva desinhibida y un hedonismo del color saturado que no se dan igual en su forma de construir. Él mismo ha señalado la diferencia entre su pintura, de carácter dionisiaco y su arquitectura, más racional y menos asertiva. Sí se manifiesta, sin embargo, en términos de equilibrios compositivos, distribución de masas y una presencia lineal alrededor de la cual se apuntalan las efusiones del color. En este elemento lineal hay una huella de los interiores matissianos y al mismo tiempo de las reducciones minimalistas que caracterizaron sus primeras pinturas, pero la fértil tensión entre orden y desorden, entre emoción y silencio, caracterizan toda su creación. CB

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